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lunes, 19 de agosto de 2013

F E Z (II)




Tras el almuerzo descansamos con una agradable tertulia,en la que comentábamos todo lo que estábamos viviendo en este, para nosotros, mágico viaje. Pero el programa había que cumplirlo y pronto nuestro guía Yunes nos indicó que íbamos a visitar una prestigiosa cerámica, cuya artesanía está protegida por el estado Marroquí. Salimos de la Medina, y allí cerca junto a las fuertes murallas de Fas al Bali nos esperaba nuestro conductor Fran con su autobús Volvo.

   De nuevo callejeamos por la ciudad moderna y nos dirigimos al barrio donde se encontraba la cerámica que queríamos ver. Poco tiempo después nuestro conductor nos dejaba junto a la puerta de esta alfarería-cerámica. Entramos en un amplio espacio en cuyo entorno se alzaban varios edificios, los cuales albergaban las distintas dependencias de la misma, destinadas unas a la fabricación de las piezas y otras al policromado de las mismas. También había naves para exponer la gran variedad de productos cerámicos que se producían en esta industria estatal. Por lo que pudimos comprobar en esta visita, en este lugar trabajaban gran número de trabajadores, tanto de peonaje como de profesionales de alta especialización.
   
Lo primero que nos llamó la atención fue una gran cantidad de fuentes y pilares de diversos estilos que se fabricaban en los distintos espacios de la explanada y los que en este mismo sitio se exhibían. Primero hacían el armazón de las fuentes, que las fabricaban con distintos estilos. En estrella de ocho puntas, redondas etc., y después las decoraban con minúsculos azulejos, aliceres, con vistosa policromía. Pasamos después por los talleres de cerámica, en los cuales tras secar las piezas al sol, gran cantidad de mujeres, y algunos hombres las decoraban valiéndose de plantillas, para plasmar los dibujos geométricos más complicados, o de la gran práctica que tenían, para hacer los más corrientes.
    Especialmente llamó la atención al grupo visitante, ver a un compacto número de trabajadores provistos de una piqueta que iban recortando los aliceres (azulejos chicos de un solo color) apoyados sobre una gran  piedra. El proceso que se sigue para hacer estas delicadas piezas,  es el de cocer azulejos policromados de tamaño cuadrado. Se hacen fabricaciones de distintos colores vidriados. Después se raya la policromía con un diamante, en estrella, o en la forma que tenga el dibujo geométrico que se quiera componer.
 Y por último como vimos hacerlo “in situ”, los especialistas con una gran maestría van recortando la pieza de barro cocido sin que se les esportille  el vidriado en el contorno de la misma. Dada la pequeñez de los aliceres y los ángulos vivos que han de recortar, se requiere tener mucha práctica, maestría y habilidad para conseguir sacar las piezas sin que éstas se rompan. Y todo ello hacerlo a buen ritmo, como observamos, para que el trabajador con un número suficiente de piezas realizadas se pueda ganar su jornal. Desde luego creo que es una gran suerte para nosotros el haber podido contemplar cómo se fabrican los aliceres, en pleno siglo XXI con las mismas técnicas que se empleaban para hacerlos hace más de cinco siglos. 
     Por último visitamos la gran exposición de multitud de piezas que se exponían en una nave, donde el problema era el elegir la preferida entre tantas piezas bellas como se mostraban allí. Tras hacer algunas compras algunos compañero@s, de nuevo montamos en el autobús, unos para ir de nuevo a la Medina de Fes. La mayoría de nosotros, otros los menos regresaron al hotel Sofía para descansar. A partir de este momento la tarde era libre para todo el grupo.
    Por mi parte elegí seguir viendo Fas al Bali. Cuando nos dejó el autobús junto a a la puerta de la muralla, de acuerdo mutuo decidimos buscar una buena tetería, en la cual además de tomar un buen té, divisáramos una buena panorámica de Fes. No llevábamos andando  mucho tiempo cuando encontramos lo que queríamos. Estaba ubicada en una casa que disponía de una hermosa azotea, en la cual se servía el té, y desde la cual se divisaba una bonita panorámica de la ciudad.  El té que nos sirvieron era excelente. A mí especialmente me agradó la gran cantidad de yerba buena que tenía. Nos hicimos fotos en ese lugar y pasamos allí un buen rato en agradable conversación. Después iniciamos en el interior de la Medina un paseo observando la multitud de mercaderías que en ella se muestran. Me recree por mi parte viendo diversos coranes con bellas grafías y encuadernados con mucho arte. Al final me decidí por comprar uno diminuto, para regalárselo a mi amigo Isidro Cuenca.

    Pasear por la medina de Fes, es vivir unas sensaciones imposibles de reproducir en Occidente. Allí todo es vida y movimiento. Se impregna uno de alegría, se llena de olores, la vista no descansa recorriendo las frescas calles donde todo bulle y donde aparecen de vez en cuando las portadas de bellos palacetes, artísticas fuentes, o las puertas de las casas humildes resplandeciendo blanquiazules. Hay que recorrer muchas calles para darse cuenta que la gama de mercancías, variadas y distintas que allí se ofrecen son casi imposibles de contar. Los hombres con sus chilabas, las mujeres con sus largos y anchos vestidos multicolores, los pañuelos sobre la cabeza, las más, y otras mujeres con la cara tapada, las menos. Y nosotros los extranjeros aprendiendo con las compras que hacíamos el “Arte del Regateo”.
Al cual no estamos acostumbrados, pero que en un país como Marruecos, ejercerlo, es hacerle una deferencia al comerciante. En fin lo que quedaba de tarde-noche se fue pronto, al vivir tan intensamente esos momentos. Nos dirigimos al fin al lugar donde habíamos quedado con Fran para recogernos con el autobús. Montamos en él y éste nos llevó al hotel. Subimos a las habitaciones `para asearnos un poco. Hecho esto bajamos al comedor donde nos pusieron una buena cena. Después de ésta algunos salimos del hotel para andar un poco por un gran paseo que hay en una avenida próxima al hotel. Allí un fotógrafo marroquí empezó a fotografiarnos, sin pedirnos permiso. Al día siguiente sabríamos para qué lo hacía. El Paseo fue bonito, con una temperatura agradable. Al fin nos retiramos a descansar. Esa sería la segunda noche que íbamos a dormir en Fes. Al día siguiente íbamos a partir para Rabat- Salé, y después continuar hasta el lejano destino que habíamos programado.



 Fin de la quinta parte.
 Continuará.  

TEXTO: Manuel Ochando.
FOTOGRAFIAS: Rosario Sabariego,Juan Martos, Mª José Madrid, JARE, M. Ochando.

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