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jueves, 18 de septiembre de 2014

ARGANTONIO



Así como los anteriores reyes tartésicos solo los podemos intuir a través de las leyendas mitológicas, el caso del rey Argantonio lo conocemos a través de una fuente histórica. Es el historiador griego Heródoto, que vivió en el siglo V a. de C. el que nos habla de él al relatar los viajes de los griegos focenses hacia el mediterráneo occidental. “Los focenses –nos dice Heródoto- fueron los primeros griegos que hicieron grandes navegaciones y fueron los descubridores de Adria, de Tierrenia, de Iberia y de Tartessós… Llegados a Tartessos se hicieron amigos del rey de los tartesios llamado Argantonio, que reinó ochenta años y vivió en total ciento veinte”.

En este texto vemos como en aquella época ya los griegos distinguían entre Iberia, que para ellos había pasado a denominar la costa levantina hasta el sur de Francia, y Tartessos, que era el sur peninsular.
Argantonio debió reinar hacia finales del siglo VII y mediados del siglo VI a. de C. por lo que coincide con el periodo conocido como “orientalizante” de Tartesos, por la influencia que ejercieron en la cultura tartésica las culturas griegas y fenicias.
Son los fenicios, pueblo procedente de las costas del actual Líbano, los que acaparan el comercio tartésico estableciendo varios asentamientos por la costa andaluza entre los que podemos destacar el de Abdera (Almería); Sexi (Almuñecar-Granada), Malaka y Gadir.
Desde la destrucción de Tiro en el 573 a. de C. por los caldeos de Babilonia, el comercio fenicio con Tartessos debió resentirse enormemente por lo que debemos deducir de este hecho el interés de Argantonio por los nuevos navegantes griegos que llegan a sus costas. El rey tartésico ofrece a los griegos focenses establecerse en cualquier parte de su reino ante las acometidas de los persas contra su Jonia natal. Como no aceptaron ese ofrecimiento, Argantonio les dio suficientes recursos para amurallar la ciudad de Focea.
Al final, los persas conquistan Focea y sus habitantes se instalan en Alalia, en la isla de Córcega. Los tartesios, ya sin Argantonio, parece que siguen siendo aliados de los focenses cuando se produce la batalla de Alalia entre estos griegos y una coalición de Etruscos, que vivían en el norte de Italia, y los cartagineses, que eran los sucesores en las colonias fenicias del mediterráneo occidental. Parece que a partir de esta batalla, Tartesos va decayendo económica y políticamente quedando en manos del cada vez más influyente poder del imperio cartaginés.
La riqueza de Tartesos, en general, y de su rey, en particular, era muy conocida en la época. De hecho, el nombre de Argantonio, que no sabemos si es real o figurado, parece significar “el hombre de la plata”. La riqueza de los reyes tartésicos de esta época la podemos ver en algunas de las tumbas excavadas que posiblemente pertenecerían a la élite tartésica que había acumulado gran riqueza debido al comercio. En ellas se han encontrado vasos de bronce, cajas de marfil ricamente decoradas, vasitos de alabastro que contendrían caros perfumes orientales, huevos de avestruz usados como recipientes y carros de bronce que denotaban un alto nivel social del difunto.
En la época de Argantonio, Tartesos era una civilización equiparable a la de los pueblos orientales con un alto nivel cultural que se concreta, sobre todo, en el conocimiento de la escritura y la existencia de leyes en verso; un gran desarrollo urbanístico en grandes ciudades para la época; y un gran desarrollo económico con una economía diversificada (metalurgia, agricultura, ganadería, pesca) enfocada a la exportación.
Parece que a partir de finales del siglo VI a. de c. el antiguo imperio tartésico, de tradición pacífica, cae en la órbita del incipiente imperio cartaginés y se va descomponiendo en diversos reinos aflorando los diferentes pueblos que habían constituido desde muy antiguo la confederación tartésica.

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