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miércoles, 24 de junio de 2015

Ibn Jaldún

 Abu Zaid Abderrahman Ibn Jaldún al-Hadramí, nació el 27 de mayo de 1332 en Túnez (por entonces capital de la Ifriqiyya). Fue no de los más grandes historiadores de la Edad Media (el padre de la historia moderna se le ha llegado a considerar, y el primer sociólogo que se tenga noticia en la historia).
Aunque nacido en Túnez él se consideraba andalusí, pues su familia era de origen sevillano que a raíz de la conquista de Sevilla por Fernando III emigraron a Ceuta, primero, y a comienzos del siglo XIV, a Túnez. Algunos miembros de su familia habían ocupado altos cargos en la administración de al-Andalus desde el emirato omeya.

            Como miembro que era de una familia acomodada recibió una esmerada educación propia de la tradición musulmana (ciencias coránicas, lengua, literatura y Derecho) a lo que él añadió otras materias como las matemáticas y la astronomía que habían sido objeto de estudio entre sus antepasados andalusíes. De hecho uno de sus antepasados fue el conocido astrónomo y médico sevillano Abu Muslim Ibn Jaldún (m.1057).
En 1349, cuando tenía 17 años, perdió a sus padres víctimas de la peste negra que azotaba en aquella época Europa y la cuenca mediterránea. Con 20 años abandona Túnez y se traslada a Fez, la capital administrativa de los Benimerines. Allí sigue sus estudios y consigue ocupar diversos cargos en la administración. En Fez hace amistad con Ibn al-Jatib, entonces exiliado con el sultán granadino en la corte benimerí.
En 1362 Ibn Jaldún se instala en Granada en donde su amigo Ibn al-Jatib se había convertido en primer ministro a la vuelta del sultán Muhammad V del exilio. Durante varios años sirvió al sultán granadino como embajador. Estuvo bastante tiempo en Sevilla como embajador ante Pedro I de Castilla. Gracias a ese trabajo conoció la Sevilla de sus antepasados que en aquellos momentos no estaba muy alejada culturalmente del al-Andalus musulmán.
Durante varios años más compaginó sus trabajos diplomáticos con sus estudios. La política no le convencía por las intrigas y mezquindades de los cortesanos. La muerte violenta en la cárcel de Fez de su amigo Ibn al-Jatib, a instancias del sultán de Granada que lo había desterrado, fue el detonante para que dejara la política por un tiempo. En esos años de retiro fue cuando escribió algunas de sus conocidas obras como Introducción a la Historia o la Historia Universal.

En 1382 sale de Túnez y se instala en el Cairo, donde gobernaban los mamelucos. Allí llegó a ocupar uno de los puestos más respetados, el de Gran Cadí o juez supremo. Pero el infortunio volvió a golpearle. Su familia murió en un naufragio frente a Alejandría cuando venían de Túnez a reunirse con él. Deja el cargo y decide hacer la peregrinación a la Meca. A su vuelta se dedica a la enseñanza como profesor en la madrasa cairota de al-Azhar.
            Debemos resaltar un episodio que vivió Ibn Jaldún en un viaje que hizo a Damasco y que casi le cuesta la vida.  Durante su estancia en la capital siria en 1401, le sorprendió el asedio a Damasco por los mongoles encabezados por el conquistador Tamerlán. Allí llegó a entrevistarse con el gran Tamerlán y gracias a sus grandes conocimientos de historia, que maravillaron al mongol, y a sus dotes diplomáticas, consiguieron que saliera con vida de Damasco y volviera a el Cairo, donde moría en 1406.
            Fue autor de una extensa obra sobre temas tan variados como derecho, historia, filosofía, aritmética y lógica, pero de la que nos ha llegado solo una parte. Pero la obra más conocida de Ibn Jaldún y por la que ha sido considerado como el iniciador de la historia moderna y la sociología es la Muqaddima o “Introducción a la Historia Universal”. Esta obra, más que una historia se podría considerar como una enciclopedia del mundo musulmán medieval. La novedad de su planteamiento reside en el carácter científico que Ibn Jaldún quiere darle a su “Historia” analizando las sociedades y sus relaciones económicas y culturales con criterios sociológicos y antropológicos.
            Ibn Jaldún da una serie de pautas en esta obra de cómo se ha de tratar la historia. Al contrario de lo que hacía hasta entonces el historiador que se limitaba a enumerar una serie de hechos primordiales y banales -la mayoría de veces alagadores con el poder- Ibn Jaldún, sin embargo, intenta interpretar esos hechos teniendo en cuenta otras variables diferentes al mismo hecho concreto y su fecha como es el contexto económico y social en que se produce el hecho narrado.

            Esta obra ha sido traducida a multitud de idiomas y ha pasado a la historia del pensamiento humano como una de las grandes obras universales.

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